Abstract
El 90% de las mujeres en Campo Santiago, rurales tseltales y tsotsiles, se dedican a la producción de tostadas de maíz nativas
en condiciones de precariedad y vulnerabilidad. Su trabajo, esencial, pero invisibilizada, perpetúa desigualdades y estereotipos de género. Este estudio analiza cómo su memoria colectiva puede constituirse como memoria feminista, describiendo sus legados, construyendo genealogías femeninas con perspectiva feminista comunitaria y explorando su memoria como herramienta política. Con enfoque cualitativo y feminista, utiliza genealogía femenina, en entrevistas y relatos de vida, destacando el papel crucial de las memorias en la transmisión de saberes. Concluye que visibilizar estas historias y prácticas es un acto político que desafía las estructuras.